Prontipagos se encontraba en una situación en la que carecía de un estilo gráfico competitivo y no contaba con una unificación efectiva entre sus diversas plataformas, lo que generaba una experiencia fragmentada para los usuarios. Este problema no solo afectaba la imagen visual de la marca, sino también la coherencia y eficiencia en la interacción de los usuarios con la plataforma, lo que resultaba en una experiencia subóptima.